#YoMeCorono es una iniciativa que canaliza la solidaridad con la investigación sobre la COVID-19. Gracias a tus aportaciones desarrollamos nuevas vacunas, investigamos tratamientos y test de detección, estudiamos la COVID persistente y nos enfrentamos a los retos de futuro que plantea el virus.
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POR QUÉ DONAR
Desde que se puso en marcha la iniciativa #YoMeCorono, más de 75.000 personas e instituciones de todos los rincones de Europa han hecho su aportación solidaria. Gracias a que ellos “se han coronado”, el equipo investigador dirigido por el doctor Bonaventura Clotet ha hecho avances científicos en pocos meses que en circunstancias normales habrían tomado años. La virulencia de esta pandemia requiere soluciones rápidas que solo se pueden encontrar gracias a aportaciones como la tuya.
Te ayudamos a resolver algunas de las dudas más frecuentes sobre el coronavirus. Si no encuentras las respuestas que buscas, te recomendamos que acudas a fuentes oficiales de información:
Ministerio de Sanidad – Gobierno de España
Organización Mundial de la Salud
MEDICAMENTOS
Hasta ahora, no hay ningún medicamento específico para curar la enfermedad y son pocos los fármacos que han demostrado eficacia frente al SARS-CoV-2.
Ejemplos de tratamientos que funcionan:
- Remdesivir: desarrollado inicialmente como tratamiento contra el Ébola, este antiviral ha demostrado su utilidad rebajando el tiempo de recuperación de pacientes leves, moderados y graves. No es así con los que empiezan a recibirlo cuando ya precisan ventilación mecánica (respirador).
- Dexametasona: es un fármaco muy conocido dentro del grupo de los corticoides y se utiliza como antiinflamatorio muy potente para tratar prácticamente todas las enfermedades inflamatorias respiratorias, como por ejemplo la EPOC o el asma. Su uso está asociado a mayor supervivencia en pacientes de COVID-19.
Ejemplos de tratamientos descartados:
- Tratamientos contra el VIH: a pesar de que en China trataron a la población con fármacos contra el VIH durante las primeras fases de la pandemia, el ensayo clínico RECOVERY, que reclutó a más de 11.000 pacientes en Reino Unido, concluyó que este tratamiento no aporta beneficio clínico en pacientes hospitalizados con COVID-19.
- Vacunas contra la neumonía: se ha demostrado que no protegen contra la COVID-19. Se trata de un virus muy nuevo y diferente para el que la comunidad científica debe crear una nueva vacuna específica. Sin embargo, hay que tener en cuenta que siempre es recomendable vacunarse contra las enfermedades respiratorias.
Ejemplos de tratamientos en estudio:
Actualmente se estudia la posible eficacia de muchos fármacos y compuestos distintos contra la COVID-19. Muchos de ellos se pueden agrupar en las siguientes categorías:
- Anticuerpos neutralizantes
Con este tipo de tratamiento se inyectan anticuerpos en el organismo para acelerar y reforzar su respuesta, para parar la infección e impedir que se agrave. Pueden ser anticuerpos monoclonales (combaten solo una parte del virus, en general, la proteína S) o policlonales (atacar distintas partes del virus).
En esta línea existen estudios sobre la administración de plasma convaleciente, proveniente de personas que ya han superado la COVID-19 y que ya han desarrollado anticuerpos neutralizantes, a personas que se han infectado recientemente.
También se estudian terapias con inmunoglobulina (Ig) hiperinmune. En el ensayo con la inmunoglobulina de Grifols que lideran los doctores Clotet i Mitjà desde la Fundación Lucha contra el Sida y las Enfermedades Infecciosas, se administrará la inmunoglobulina con un fármaco compuesto por anticuerpos policlonales de distintos donantes que han pasado la enfermedad, seleccionados y concentrados para activar al máximo su eficacia y atacar distintas partes del virus. Su administración, por inyección subcutánea, permitiría usarlo más fácilmente en los CAP, en urgencias de hospitales o hasta en residencias, para evitar hospitalizaciones.
Estos anticuerpos también se pueden producir en el laboratorio para poder administrarlos de forma terapéutica. En este sentido, el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, gracias a donaciones de #YoMeCorono, está trabajando en el desarrollo de anticuerpos sintéticos que se puedan usar contra la COVID-19.
También las compañías Regeneron y Eli Lilly han creado terapias de anticuerpos monoclonales, ambas autorizadas de urgencia (se usan, pero siguen en estudio) en EE.UU. Los ensayos indicaron que los anticuerpos de estas compañías reducían la carga viral y evitaban hospitalizaciones por el agravamiento de la infección, pero los estudios con pacientes están dando resultados dispares.
Una clave en la terapia con anticuerpos parece ser en qué fase de la infección se usa, al no haberse observado mucho efecto en enfermos ya graves, pero sí cuanto más pronto se administra.
- Antivirales
Ante la emergencia sanitaria provocada por la pandemia, médicos y científicos se pusieron a revisar qué fármacos ya disponibles en el mercado para otras enfermedades, podían ser útiles para combatir la COVID-19. Entre ellos, el equipo investigador del consorcio CBIG, formado por IrsiCaixa, el Centro de Investigación en Sanidad Animal (CReSA), el Barcelona Supercomputing Center (BSC), con el apoyo de Grifols y #YoMeCorono, ha evaluado la efectividad de 72 fármacos para impedir la infección por el SARS-CoV-2 en células del laboratorio. En esta línea, se estudiaron diversos antivirales, como el remdesivir, la hidroxicloroquina y la Aplidina, siendo este último el más eficaz en el laboratorio.
Actualmente siguen existiendo estudios con distintos fármacos pre-existentes como por ejemplo los que evalúan el uso de cócteles de antivirales para atacar mecanismos diferentes del virus. En su día, esta estrategia fue la que logró parar la mortalidad del VIH-sida.
También se analizan fármacos que actúen contra la tormenta de citoquinas que se produce en los casos más graves de COVID-19, una reacción exagerada del sistema inmunitario frente a la infección. A pesar de que la producción de citoquinas es un mecanismo de protección que se da en cualquier inflamación y que habitualmente actúa de forma controlada, hay ocasiones en las que la producción se convierte en excesiva, tanto en cantidad como en calidad: se destruyen las células infectadas, en este caso por el SARS-CoV-2, pero también se produce un daño en las células sanas.
- Antiinflamatorios
Es otro tipo de medicinas que se emplean para tratar la hiperinflamación que causa la COVID en algunos casos. Como la dexametasona, muy utilizada. Por poner algunos ejemplos de estudios sobre este tipo de fármacos, Grifols está probando su alfa-1 antitripsina; Oxford y Lilly, el baricitinib, además en cóctel con el remdesivir.
Tras la primera ola, el uso de estos medicamentos en fases tempranas de la infección se considera uno de los factores para reducir ingresos en UCIs y muertes.
- Anticoagulantes
Los anticoagulantes son otra de las familias de fármacos que se dan a muchos enfermos de COVID-19 para prevenir y tratar la trombosis venosa o arterial, la embolia pulmonar y el ictus que puede originar la infección. Se estudia la posible eficacia de varios medicamentos anticoagulantes, incluso un clásico como la aspirina.
VACUNAS
La comunidad científica está volcada en los estudios de vacunas contra el SARS-CoV-2. Según la Organización Mundial de la Salud, se están desarrollando más de 169 vacunas candidatas contra la COVID-19, una de ellas es la que cuenta con el apoyo de #YoMeCorono. Del listado de la OMS, 26 se encuentran en fase de ensayos en seres humanos.
Hasta el momento, únicamente tres han sido autorizadas para su uso en la Unión Europea: Pfizer-BioNTech, Moderna y Oxford-Astrazeneca. Las tres vacunas presentan diferencias, pero todas ellas han demostrado su eficacia y seguridad:
Eficacia
Funcionamiento
Las vacunas Pfizer-BioNTech y Moderna usan ARN mensajero, el material genético que nuestras células leen para producir proteínas. La de Oxford-Astrazeneca utiliza un adenovirus de chimpancé como vehículo para llegar a las células.
Régimen de temperatura
Una ventaja clave de AstraZeneca es la temperatura de almacenamiento y de transporte favorable que requieren: de entre 2 º C y 8 º C. Pfizer se puede almacenar a entre -80 º C y -60 º C, mientras que el de Moderna, a entre -25 º C y -15 º C.
Precio
Aunque ni las farmacéuticas ni la Unión Europea han querido confirmar su precio debido al carácter confidencial de los contratos, se sabe que la vacuna de Astrazeneca sería la más asequible. La ministra belga de Presupuestos, Eva de Bleecker, publicó a través de su cuenta de Twitter el precio de cada vacuna durante un debate en el Parlamento federal del país. Según el tuit —que luego eliminó— la vacuna de Pfizer-BioNtech costaría 12 euros, 14,6 euros la de Moderna y 1,78 euros la de AstraZeneca.
La vacuna contra la COVID-19, además de ser un reto científico, es también un reto logístico: capacidad de producción en masa, distribución mundial de las vacunas, políticas de administración y establecimiento de grupos prioritarios, etc.
Todo indica a que se necesitarán muchas más vacunas para poder llegar a vacunar globalmente, cubrir todos los colectivos de la sociedad y todas las posibles mutaciones del virus.
Las personas que deben hacerse un test para detectar el coronavirus, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) son:
PCR: confirma la presencia del virus y se usa para diagnosticar a personas con síntomas de infección. Un profesional sanitario extrae una muestra nasofaríngea, que se analiza en un laboratorio especializado para detectar el material genético del virus. Los resultados pueden tardar entre 24-72 h.
SEROLOGÍA: confirma la respuesta del sistema inmunitario contra el virus. Se usa para saber si hay anticuerpos en la sangre y si estos son de una infección activa o pasada. Un profesional sanitario extrae una muestra de sangre. Los resultados se obtienen en unas horas.
TEST RÁPIDO DE ANTÍGENOS: detecta la presencia de proteínas del virus. Permite identificar a las personas que están infectadas por el SARS-CoV-2 en el momento de realización de la prueba, especialmente en los primeros cinco días tras la presentación de síntomas. Dependiendo de la situación epidemiológica, también pueden usarse este tipo de tests para detectar asintomáticos y para realizar cribajes. Se extrae una muestra nasofaríngea pero el test no precisa de laboratorio: los resultados pueden obtenerse en el mismo lugar donde se toma la muestra (como sucede con un test de embarazo, por ejemplo). Los resultados se obtienen en unos 15 minutos.
Se sabe que se pueden producir reinfecciones, pero son muy poco frecuentes. En todo el mundo, se han registrado 31 casos confirmados de reinfección por SARS-CoV-2, aunque eso podría ser una subestimación de los retrasos en los informes y la presión de los recursos en la pandemia en curso. La mayoría de estas reinfecciones por SARS-CoV-2 han sido más leves que los primeros encuentros con el virus, aunque algunas han sido más severas, y dos personas han muerto como resultado.
Por otra parte, resulta difícil determinar si lo que esas personas están experimentando es una reinfección o una reactivación del COVID-19 preexistente dentro del cuerpo.
La duración de la inmunidad generada ante la infección por SARS-CoV-2 continúa siendo una de las grandes incógnitas de la pandemia. Según un reciente estudio bautizado como SIREN, desarrollado por investigadores del Public Health England, la mayoría de las personas infectadas por el nuevo coronavirus se recuperan completamente y son inmunes durante varios meses. El estudio concluye que los anticuerpos brindan una protección del 83% contra las reinfecciones por COVID-19 durante un período de cinco meses. Desde #YoMeCorono se está haciendo un seguimiento de la respuesta inmunitaria de pacientes que pasaron la COVID-19 en la primera ola. Hasta el momento, los participantes han mantenido los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 durante seis meses.
De todas formas, por ahora, el mensaje es claro: aunque una persona haya pasado la COVID-19, no puede olvidarse de seguir todas las medidas de prevención, porque podría adquirir nuevamente el virus y transmitirlo.