Lávate las manos frecuentemente con un desinfectante de manos a base de alcohol o con agua y jabón. Con esta acción matarás al virus si está en tus manos.
Al toser o estornudar, cúbrete la boca y la nariz con la parte interna del codo o con un pañuelo desechable y después lávate las manos. Si estornudas o toses cubriéndote con las manos puedes contaminar los objetos o las personas a los que toques.
Mantén al menos 1,5 metros de distancia con otras personas. El virus se propaga a través de gotitas respiratorias que se producen cuando una persona infectada tose, estornuda o habla. Si estás demasiado cerca, puedes inhalarlo.
Evita tocarte los ojos, la nariz y la boca. Podrías infectarte si antes has tocado alguna superficie contaminada.
Limpia con frecuencia las superficies que toques habitualmente, como por ejemplo las manillas de las puertas, el móvil o el teclado del ordenador.
Si tienes fiebre, tos y dificultad para respirar, solicita atención médica.
Si tienes algún síntoma leve compatible con la COVID-19 deberías quedarte en casa por precaución y estar atento a tu evolución.
Aunque no presentes síntomas, podrías estar infectado con el coronavirus: si has estado en contacto con una persona que ha sido diagnosticada, solicita atención médica para saber si tienes que hacerte la prueba.
En el ámbito comunitario, puedes utilizar mascarillas quirúrgicas o higiénicas (de ropa).
En el ámbito laboral, tendrás que usar las que te indique tu empresa según el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales.
Test de diagnóstico : La prueba PCR
Las pruebas PCR se usan para confirmar la presencia del virus en personas con síntomas de infección por COVID-19. Esta prueba la realiza un profesional sanitario, que extrae una muestra de la nariz y de la garganta y una vez analizada en un laboratorio, detecta el material genético del virus, en caso de ser positivo.
Test rápido serológico de cribado
Además de las pruebas PCR, también se hacen los llamados tests rápidos serológicos, que confirman la respuesta del sistema inmunitario de cada persona contra el virus, la presencia de anticuerpos. Esta prueba la realiza un profesional sanitario tomando una muestra de sangre. A diferencia de la PCR, no da información de presencia del virus.
No todo el mundo tiene que hacerse la prueba: será un médico quien te diga si debes hacértela o no según tus síntomas.
Las personas que tienen síntomas deben llamar a su centro de atención primaria (CAP) o al teléfono de asistencia sanitaria de su comunidad. No se hacen pruebas a demanda en ningún centro público de salud si no lo prescribe un profesional sanitario.
Desde las consejerías de Salud de las diferentes comunidades autónomas, advierten de que solo se puede acceder a los test de diagnóstico (prueba PCR) por prescripción médica -a diferencia de los test de cribado (test rápido serológico)- y que no todos los que hay en el mercado revelan lo mismo. Por eso, insisten en que, aunque el test se realice en un laboratorio privado, la interpretación de los resultados debe hacerla un especialista.
Aunque algunas pruebas indican que enjuagarse la nariz regularmente con solución salina puede acelerar la recuperación tras un resfriado común, no se ha demostrado que prevenga las infecciones respiratorias, tampoco la causada por el coronavirus.
Diversos estudios han demostrado que el virus de la COVID-19 puede sobrevivir hasta 72 horas en superficies de plástico y acero inoxidable, mientras que en el cartón sobreviviría alrededor de 24 horas. También el estudio sugiere que podría sobrevivir ese tiempo en picaportes, teclados de ordenador, ratones, barras de metro o teléfonos móviles. En la ropa o las sábanas es poco probable que el virus sobreviva, aunque se continúan haciendo pruebas.
Lo más importante que hay que saber sobre el contacto del coronavirus con superficies es que estas se pueden limpiar fácilmente con desinfectantes domésticos comunes que matarán el virus.
Siempre debes seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias locales.
El uso de mascarilla En España:
El uso de mascarilla será obligatorio en la vía pública, en espacios al aire libre y en cualquier espacio cerrado de uso público o que se encuentre abierto al público, siempre que no sea posible mantener una distancia de seguridad interpersonal de al menos 2 metros.
Sin embargo, existen algunas excepciones:
Personas que presenten algún tipo de dificultad respiratoria que pueda verse agravada por el uso de mascarilla.
Personas en las que el uso de mascarilla resulte contraindicado por motivos de salud debidamente justificados, o que por su situación de discapacidad o dependencia presenten alteraciones de conducta que hagan inviable su utilización.
Desarrollo de actividades en las que, por la propia naturaleza de estas, resulte incompatible el uso de la mascarilla, como la ingesta de alimentos y bebidas.
Causa de fuerza mayor o situación de necesidad.
El tiempo que transcurre entre la exposición a la COVID-19 y el momento en que comienzan los síntomas suele ser de alrededor de cinco o seis días, pero puede variar entre 1 y 14 días.
Si estás infectado y no lo sabes, podrías transmitir el virus a otras personas.
De hecho, si sales de casa, se pone en riesgo tanto las personas con las que convives como a las personas con las que estás en contacto.
Por otra parte, cada vez que sales a la calle te expones a contraer el virus y, por tanto, incrementas las posibilidades de contagio de la familia y/o compañeros de piso y, en general, de todas las personas con las que puedes tener un contacto puntual, y poner en riesgo su salud.
Si tienes fiebre, tos y dificultad para respirar, solicita atención médica.
Si tienes algún síntoma leve compatible con el COVID-19 deberías quedarte en casa por precaución y estar atento a tu evolución.
Aunque no presentes síntomas, podrías estar infectado con el coronavirus: si has estado en contacto con una persona que ha sido diagnosticada, solicita atención médica para saber si tienes que hacerte la prueba.