Contar con múltiples vacunas disponibles para poder cubrir a toda la población es un hito clave para cambiar completamente el transcurso de la pandemia. Para encontrar una solución a este problema, #YoMeCorono está contribuyendo al desarrollo de una vacuna en el marco del consorcio CBIG, constituido en mayo de 2020 y formado por el IRTA-CReSA (Centre de Recerca en Salut Animal), el BSC (Barcelona Supercomputing Center), el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa y Grifols. Esta iniciativa es una de las tres más avanzadas a nivel estatal y una de las reconocidas en la lista de candidatos a vacuna de la OMS.
Eficacia probada en animales
Uno de los prototipos diseñados ha demostrado ser muy eficaz en el modelo animal, activando el sistema inmunitario contra el SARS-CoV-2 y evitando el desarrollo de la enfermedad. Estamos estudiando en detalle la respuesta inmunitaria que se ha generado en animales para poder pasar cuanto antes a estudiar el efecto de nuestro prototipo en humanos.
Diseños con proteínas recombinantes y partículas similares al virus
Los prototipos iniciales de vacuna se centran en la administración de la proteína de la espícula (spike) del SARS-CoV-2 producidas en el laboratorio. Esta proteína, que se encuentra en la membrana del virus en forma de corona, es capaz de activar el sistema inmunitario y prepararlo por si hay una infección. El proyecto también contempla la elaboración de vacunas mediante VLPs (de las siglas en inglés, Virus-Like Particles, partículas similares a virus), que son partículas diseñadas en el laboratorio con la misma estructura que un virus pero sin capacidad infecciosa. El personal científico hará que estas VLPs tengan en su superficie la proteína spike del SARS-CoV-2. De este modo, cuando se administren en una persona sana, el sistema inmunitario de esta reconocerá la proteína del virus y generará anticuerpos contra ella, de modo que, si un día la persona se infecta por coronavirus, ya tendrá las defensas preparadas para hacer frente al virus.
Inmunidad a largo plazo
Entender y estimular la inmunidad celular es muy importante para poder llegar a una protección completa contra el coronavirus. Este tipo de inmunidad, alternativa a los anticuerpos, es la primera línea de defensa del cuerpo y juega un papel clave en las defensas a largo plazo contra los patógenos. En esta línea, el equipo investigador ha analizado secuencias del genoma de 1.700 coronavirus SARS-CoV-2 que circulaban por el mundo durante la primera ola y ha definido la primera secuencia consenso del virus. A partir de ella, se ha elaborado una lista de 3.000 péptidos –pequeños fragmentos de proteínas– que permiten estudiar con un grado máximo de detalle la respuesta inmunitaria de las células T contra el coronavirus y que podrían activar la inmunidad a largo plazo contra el virus.