#YoMeCorono es una iniciativa que canaliza la solidaridad con la investigación sobre la COVID-19. Gracias a tus aportaciones desarrollamos nuevas vacunas, investigamos tratamientos y test de detección, estudiamos la COVID persistente y nos enfrentamos a los retos de futuro que plantea el virus.
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POR QUÉ DONAR
Desde que se puso en marcha la iniciativa #YoMeCorono, más de 75.000 personas e instituciones de todos los rincones de Europa han hecho su aportación solidaria. Gracias a que ellos “se han coronado”, el equipo investigador dirigido por el doctor Bonaventura Clotet ha hecho avances científicos en pocos meses que en circunstancias normales habrían tomado años. La virulencia de esta pandemia requiere soluciones rápidas que solo se pueden encontrar gracias a aportaciones como la tuya.
Te ayudamos a resolver algunas de las dudas más frecuentes sobre el coronavirus. Si no encuentras las respuestas que buscas, te recomendamos que acudas a fuentes oficiales de información:
Ministerio de Sanidad – Gobierno de España
Organización Mundial de la Salud
La COVID persistente consiste en la persistencia de síntomas relacionados con el coronavirus más allá de los tres meses tras el diagnóstico. Diversos órganos pueden verse afectados y estos pacientes pueden sufrir afectaciones en el sistema respiratorio, alteraciones neurológicas y/o cognitivas, complicaciones digestivas, alteración del gusto y el olfato, pérdida de peso, sensación de falta de aire, dolores musculares y articulares, astenia, etc. Estas afectaciones les impiden llevar a cabo una vida normal y requieren atención médica.
Según el protocolo, si no se trata de casos muy graves o de personas inmunodeprimidas, el paciente se puede desaislar a los 10 días del inicio de los síntomas aunque algunos de ellos todavía persistan. No se realizan pruebas PCR de control tras el aislamiento porque se ha visto que pueden salir positivas aunque ya no sean infectivas.
Sin embargo, aún no se sabe con certeza si las personas pueden transmitir el virus una vez curadas ni se conoce bien el riesgo de reinfección. Algunos estudios indican que las personas infectadas pueden seguir excretando el virus durante más de un mes, pero aún existen dudas al respecto.
En cada país existe un número de atención para urgencias y asistencia sanitarias. En España, las competencias de salud están transferidas a los gobiernos autonómicos. La mayoría de las administraciones han aumentado sus equipos de atención telefónica y han contratado a nuevos operadores telefónicos con el fin de evitar la saturación de llamadas al habitual número de emergencias, el 112.
Muchas comunidades autónomas han habilitado además números específicos para atender las peticiones de información sobre el nuevo coronavirus. Sanidad recuerda que las personas que sospechen tener coronavirus por presentar síntomas o haber estado en contacto directo con una persona contagiada no deben acudir a urgencias ni a su centro de salud, sino aislarse en su casa y usar estos números de teléfono para informarse.
Estos son los números de ayuda sobre la COVID-19, comunidad a comunidad:
No. La OMS ha emitido recomendaciones generales sobre este tipo de eventos, pero remite a una evaluación sobre riesgos por parte de las autoridades locales a la hora de gestionar las prohibiciones.
Lo que sí hace la OMS es recomendar aplazar o reducir las concentraciones multitudinarias en aquellos lugares donde exista transmisión comunitaria, es decir, donde varios grupos de personas se contagian y se pierde el conocimiento sobre el origen de la transmisión.
Aunque algunas pruebas indican que enjuagarse la nariz regularmente con solución salina puede acelerar la recuperación tras un resfriado común, no se ha demostrado que prevenga las infecciones respiratorias, tampoco la causada por el coronavirus.
En España, el uso de mascarilla es obligatorio en la vía pública, en espacios al aire libre y en cualquier espacio cerrado de uso público o que se encuentre abierto al público siempre que no sea posible mantener una distancia de seguridad interpersonal de al menos 2 metros. Sin embargo, existen algunas excepciones:
Antes de ponerse la mascarilla, tienes que:
Una vez puesta:
Cuando te la quites, tienes que:
DISTANCIA SOCIAL
Mantén al menos 1,5 metros de distancia con otras personas. El virus se propaga por el contacto directo con las secreciones y por las gotas respiratorias, pequeñas gotas que salen expelidas por la nariz o la boca de una persona infectada al toser, estornudar o hablar. Si estás demasiado cerca, puedes inhalarlas e infectarte.
HIGIENE Y DESINFECCIÓN
Lávate las manos con frecuencia: utiliza gel hidroalcohólico, o lávate con agua y jabón. No hace falta utilizar jabones desinfectantes, el jabón corriente de manos, sea sólido o líquido es suficiente. Lo importante es la duración de la fricción, debe ser como mínimo de 40 – 60 segundos.
Adopta medidas de higiene respiratoria: en general, evita tocarte los ojos, la nariz y la boca. Al toser o estornudar, cúbrete la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo; tira el pañuelo inmediatamente y lávate las manos con un desinfectante de manos a base de alcohol, o con agua y jabón.
Desinfección de espacios y superficies: los mayores focos de infección son los lugares que más frecuentamos. Hay que prestar especial atención a los siguientes “puntos calientes”, que debes desinfectar habitualmente: pomos, pasamanos y barandillas; grifos del baño y de la cocina; interruptores de la luz; aparatos electrónicos como el mando del televisor, el móvil o la tablet; los espacios de trabajo como el escritorio, el ordenador y sus accesorios.
Además, también es necesario tomar ciertas precauciones al llegar a casa. Nada más entrar, es importante lavarse bien las manos y dejar los zapatos en el recibidor, para que el suelo no se convierta en otro elemento de contagio.
¿Por cuánto tiempo permanece el virus de la COVID-19 en superficies?
Diversos estudios han demostrado que el virus de la COVID-19 puede sobrevivir hasta 72 horas en superficies de plástico y acero inoxidable, mientras que en el cartón sobreviviría alrededor de 24 horas. También el estudio sugiere que podría sobrevivir ese tiempo en picaportes, teclados de ordenador, ratones, barras de metro o teléfonos móviles. En la ropa o las sábanas es poco probable que el virus sobreviva, aunque se continúan haciendo pruebas.
Lo más importante que hay que saber sobre el contacto del coronavirus con superficies es que estas se pueden limpiar fácilmente con desinfectantes domésticos comunes que matarán el virus.
MASCARILLAS
Las mascarillas tienen dos funciones básicas: proteger a otras personas de la contaminación de nuestra saliva y proteger la nariz y la boca de la contaminación de la saliva de otras personas. Hay que considerarlas como una medida de protección adicional, siempre que se utilicen correctamente, pero no sustituyen al resto de medidas de prevención.
MEDICAMENTOS
Hasta ahora, no hay ningún medicamento específico para curar la enfermedad y son pocos los fármacos que han demostrado eficacia frente al SARS-CoV-2.
Ejemplos de tratamientos que funcionan:
- Remdesivir: desarrollado inicialmente como tratamiento contra el Ébola, este antiviral ha demostrado su utilidad rebajando el tiempo de recuperación de pacientes leves, moderados y graves. No es así con los que empiezan a recibirlo cuando ya precisan ventilación mecánica (respirador).
- Dexametasona: es un fármaco muy conocido dentro del grupo de los corticoides y se utiliza como antiinflamatorio muy potente para tratar prácticamente todas las enfermedades inflamatorias respiratorias, como por ejemplo la EPOC o el asma. Su uso está asociado a mayor supervivencia en pacientes de COVID-19.
Ejemplos de tratamientos descartados:
- Tratamientos contra el VIH: a pesar de que en China trataron a la población con fármacos contra el VIH durante las primeras fases de la pandemia, el ensayo clínico RECOVERY, que reclutó a más de 11.000 pacientes en Reino Unido, concluyó que este tratamiento no aporta beneficio clínico en pacientes hospitalizados con COVID-19.
- Vacunas contra la neumonía: se ha demostrado que no protegen contra la COVID-19. Se trata de un virus muy nuevo y diferente para el que la comunidad científica debe crear una nueva vacuna específica. Sin embargo, hay que tener en cuenta que siempre es recomendable vacunarse contra las enfermedades respiratorias.
Ejemplos de tratamientos en estudio:
Actualmente se estudia la posible eficacia de muchos fármacos y compuestos distintos contra la COVID-19. Muchos de ellos se pueden agrupar en las siguientes categorías:
- Anticuerpos neutralizantes
Con este tipo de tratamiento se inyectan anticuerpos en el organismo para acelerar y reforzar su respuesta, para parar la infección e impedir que se agrave. Pueden ser anticuerpos monoclonales (combaten solo una parte del virus, en general, la proteína S) o policlonales (atacar distintas partes del virus).
En esta línea existen estudios sobre la administración de plasma convaleciente, proveniente de personas que ya han superado la COVID-19 y que ya han desarrollado anticuerpos neutralizantes, a personas que se han infectado recientemente.
También se estudian terapias con inmunoglobulina (Ig) hiperinmune. En el ensayo con la inmunoglobulina de Grifols que lideran los doctores Clotet i Mitjà desde la Fundación Lucha contra el Sida y las Enfermedades Infecciosas, se administrará la inmunoglobulina con un fármaco compuesto por anticuerpos policlonales de distintos donantes que han pasado la enfermedad, seleccionados y concentrados para activar al máximo su eficacia y atacar distintas partes del virus. Su administración, por inyección subcutánea, permitiría usarlo más fácilmente en los CAP, en urgencias de hospitales o hasta en residencias, para evitar hospitalizaciones.
Estos anticuerpos también se pueden producir en el laboratorio para poder administrarlos de forma terapéutica. En este sentido, el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, gracias a donaciones de #YoMeCorono, está trabajando en el desarrollo de anticuerpos sintéticos que se puedan usar contra la COVID-19.
También las compañías Regeneron y Eli Lilly han creado terapias de anticuerpos monoclonales, ambas autorizadas de urgencia (se usan, pero siguen en estudio) en EE.UU. Los ensayos indicaron que los anticuerpos de estas compañías reducían la carga viral y evitaban hospitalizaciones por el agravamiento de la infección, pero los estudios con pacientes están dando resultados dispares.
Una clave en la terapia con anticuerpos parece ser en qué fase de la infección se usa, al no haberse observado mucho efecto en enfermos ya graves, pero sí cuanto más pronto se administra.
- Antivirales
Ante la emergencia sanitaria provocada por la pandemia, médicos y científicos se pusieron a revisar qué fármacos ya disponibles en el mercado para otras enfermedades, podían ser útiles para combatir la COVID-19. Entre ellos, el equipo investigador del consorcio CBIG, formado por IrsiCaixa, el Centro de Investigación en Sanidad Animal (CReSA), el Barcelona Supercomputing Center (BSC), con el apoyo de Grifols y #YoMeCorono, ha evaluado la efectividad de 72 fármacos para impedir la infección por el SARS-CoV-2 en células del laboratorio. En esta línea, se estudiaron diversos antivirales, como el remdesivir, la hidroxicloroquina y la Aplidina, siendo este último el más eficaz en el laboratorio.
Actualmente siguen existiendo estudios con distintos fármacos pre-existentes como por ejemplo los que evalúan el uso de cócteles de antivirales para atacar mecanismos diferentes del virus. En su día, esta estrategia fue la que logró parar la mortalidad del VIH-sida.
También se analizan fármacos que actúen contra la tormenta de citoquinas que se produce en los casos más graves de COVID-19, una reacción exagerada del sistema inmunitario frente a la infección. A pesar de que la producción de citoquinas es un mecanismo de protección que se da en cualquier inflamación y que habitualmente actúa de forma controlada, hay ocasiones en las que la producción se convierte en excesiva, tanto en cantidad como en calidad: se destruyen las células infectadas, en este caso por el SARS-CoV-2, pero también se produce un daño en las células sanas.
- Antiinflamatorios
Es otro tipo de medicinas que se emplean para tratar la hiperinflamación que causa la COVID en algunos casos. Como la dexametasona, muy utilizada. Por poner algunos ejemplos de estudios sobre este tipo de fármacos, Grifols está probando su alfa-1 antitripsina; Oxford y Lilly, el baricitinib, además en cóctel con el remdesivir.
Tras la primera ola, el uso de estos medicamentos en fases tempranas de la infección se considera uno de los factores para reducir ingresos en UCIs y muertes.
- Anticoagulantes
Los anticoagulantes son otra de las familias de fármacos que se dan a muchos enfermos de COVID-19 para prevenir y tratar la trombosis venosa o arterial, la embolia pulmonar y el ictus que puede originar la infección. Se estudia la posible eficacia de varios medicamentos anticoagulantes, incluso un clásico como la aspirina.
VACUNAS
La comunidad científica está volcada en los estudios de vacunas contra el SARS-CoV-2. Según la Organización Mundial de la Salud, se están desarrollando más de 169 vacunas candidatas contra la COVID-19, una de ellas es la que cuenta con el apoyo de #YoMeCorono. Del listado de la OMS, 26 se encuentran en fase de ensayos en seres humanos.
Hasta el momento, únicamente tres han sido autorizadas para su uso en la Unión Europea: Pfizer-BioNTech, Moderna y Oxford-Astrazeneca. Las tres vacunas presentan diferencias, pero todas ellas han demostrado su eficacia y seguridad:
Eficacia
Funcionamiento
Las vacunas Pfizer-BioNTech y Moderna usan ARN mensajero, el material genético que nuestras células leen para producir proteínas. La de Oxford-Astrazeneca utiliza un adenovirus de chimpancé como vehículo para llegar a las células.
Régimen de temperatura
Una ventaja clave de AstraZeneca es la temperatura de almacenamiento y de transporte favorable que requieren: de entre 2 º C y 8 º C. Pfizer se puede almacenar a entre -80 º C y -60 º C, mientras que el de Moderna, a entre -25 º C y -15 º C.
Precio
Aunque ni las farmacéuticas ni la Unión Europea han querido confirmar su precio debido al carácter confidencial de los contratos, se sabe que la vacuna de Astrazeneca sería la más asequible. La ministra belga de Presupuestos, Eva de Bleecker, publicó a través de su cuenta de Twitter el precio de cada vacuna durante un debate en el Parlamento federal del país. Según el tuit —que luego eliminó— la vacuna de Pfizer-BioNtech costaría 12 euros, 14,6 euros la de Moderna y 1,78 euros la de AstraZeneca.
La vacuna contra la COVID-19, además de ser un reto científico, es también un reto logístico: capacidad de producción en masa, distribución mundial de las vacunas, políticas de administración y establecimiento de grupos prioritarios, etc.
Todo indica a que se necesitarán muchas más vacunas para poder llegar a vacunar globalmente, cubrir todos los colectivos de la sociedad y todas las posibles mutaciones del virus.
Las personas que deben hacerse un test para detectar el coronavirus, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) son:
PCR: confirma la presencia del virus y se usa para diagnosticar a personas con síntomas de infección. Un profesional sanitario extrae una muestra nasofaríngea, que se analiza en un laboratorio especializado para detectar el material genético del virus. Los resultados pueden tardar entre 24-72 h.
SEROLOGÍA: confirma la respuesta del sistema inmunitario contra el virus. Se usa para saber si hay anticuerpos en la sangre y si estos son de una infección activa o pasada. Un profesional sanitario extrae una muestra de sangre. Los resultados se obtienen en unas horas.
TEST RÁPIDO DE ANTÍGENOS: detecta la presencia de proteínas del virus. Permite identificar a las personas que están infectadas por el SARS-CoV-2 en el momento de realización de la prueba, especialmente en los primeros cinco días tras la presentación de síntomas. Dependiendo de la situación epidemiológica, también pueden usarse este tipo de tests para detectar asintomáticos y para realizar cribajes. Se extrae una muestra nasofaríngea pero el test no precisa de laboratorio: los resultados pueden obtenerse en el mismo lugar donde se toma la muestra (como sucede con un test de embarazo, por ejemplo). Los resultados se obtienen en unos 15 minutos.
La Sociedad Española de Neonatología, la Organización Mundial de la Salud y el resto de sociedades científicas, recomiendan el mantenimiento de la lactancia materna desde el nacimiento, siempre que las condiciones clínicas del bebé y la madre lo permitan, extremando siempre las medidas de aislamiento (higiene de manos y mascarilla).
Se ha reportado algún caso de infección intrauterina o perinatal, pero es muy infrecuente y no parece relacionarse con malformaciones del bebé al nacer. También se ha descrito alguna infección del bebé a los pocos días de su nacimiento, siendo en la mayoría de los casos síntomas leves.
Por lo que se sabe actualmente, las embarazadas no parecen tener una mayor susceptibilidad para infectarse por coronavirus, ni para presentar complicaciones graves. Aun así, es importante diagnosticarlas y tratarlas de forma precoz.
Hasta el momento, los datos no sugieren un mayor riesgo de aborto en gestantes con COVID-19.
Se sabe que se pueden producir reinfecciones, pero son muy poco frecuentes. En todo el mundo, se han registrado 31 casos confirmados de reinfección por SARS-CoV-2, aunque eso podría ser una subestimación de los retrasos en los informes y la presión de los recursos en la pandemia en curso. La mayoría de estas reinfecciones por SARS-CoV-2 han sido más leves que los primeros encuentros con el virus, aunque algunas han sido más severas, y dos personas han muerto como resultado.
Por otra parte, resulta difícil determinar si lo que esas personas están experimentando es una reinfección o una reactivación del COVID-19 preexistente dentro del cuerpo.
La duración de la inmunidad generada ante la infección por SARS-CoV-2 continúa siendo una de las grandes incógnitas de la pandemia. Según un reciente estudio bautizado como SIREN, desarrollado por investigadores del Public Health England, la mayoría de las personas infectadas por el nuevo coronavirus se recuperan completamente y son inmunes durante varios meses. El estudio concluye que los anticuerpos brindan una protección del 83% contra las reinfecciones por COVID-19 durante un período de cinco meses. Desde #YoMeCorono se está haciendo un seguimiento de la respuesta inmunitaria de pacientes que pasaron la COVID-19 en la primera ola. Hasta el momento, los participantes han mantenido los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 durante seis meses.
De todas formas, por ahora, el mensaje es claro: aunque una persona haya pasado la COVID-19, no puede olvidarse de seguir todas las medidas de prevención, porque podría adquirir nuevamente el virus y transmitirlo.
Se transmite principalmente por el contacto directo con las secreciones y por las gotas respiratorias, pequeñas gotas que salen expelidas por la nariz o la boca de una persona infectada al toser, estornudar o hablar. Por eso es tan importante el uso de la mascarilla, cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo o con la parte interior del brazo, lavarse las manos con regularidad y mantener la distancia de seguridad de dos metros. La transmisión por el aire a distancias de más de dos metros parece poco probable.
El periodo de incubación - el tiempo que transcurre entre la exposición al virus SARS-CoV-2 y el momento en que comienzan los síntomas - suele ser de alrededor de cinco o seis días, pero puede variar entre 2 y 14 días.
La COVID-19 presenta una sintomatología clínica similar a la de la gripe. Los síntomas más habituales son la fiebre, la tos seca, la sensación de falta de aire, el malestar general y la pérdida del olfato y el gusto.
El 80% de los casos son leves, pero se calcula que 1 de cada 5 personas acaba presentando un cuadro grave. Las personas mayores y las que padecen afecciones médicas previas como hipertensión arterial, problemas cardíacos o pulmonares, diabetes o cáncer, tienen más probabilidades de presentar complicaciones.
El primer caso positivo por coronavirus se detectó el 31 de enero de 2020 en La Gomera. Fue un turista alemán que dio positivo tras haber estado en contacto con un ciudadano chino en Alemania. Un mes después, el 25 de febrero, se detectó el primer caso en la península en Barcelona. También fue importado: una mujer italiana que había viajado al norte de Italia pocos días antes.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus declaró la pandemia el 11 de marzo de 2020 tras una reunión extraordinaria. Lo hizo alarmado por los niveles de propagación y gravedad de la enfermedad, así como por lo que consideró “niveles alarmantes de inacción”.
El origen de la COVID-19 no está claro, aunque lo más probable es que tenga un origen animal. Un estudio liderado por el científico Maciej F. Boni, concluye que lo más probable es que el virus de una población de murciélagos de Yunnan, en el sureste de China, saltase directamente a los humanos en noviembre de 2019
La COVID-19 es la enfermedad infecciosa causada por el virus SARS-CoV-2, un nuevo tipo de coronavirus que puede afectar a las personas. Los coronavirus son una familia de virus muy extensa que causan afecciones muy diversas, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves.
Tanto el virus SARS-CoV-2 como la COVID-19 eran desconocidos antes de que estallara el brote en Wuhan (China) en diciembre de 2019. Actualmente la COVID-19 es una pandemia que afecta a muchos países de todo el mundo.